martes, 26 de junio de 2007

¿Hasta cuándo?


Una vez más el fútbol pasa a segundo plano gracias a los inconscientes, idiotas e inadaptados de siempre que lo único que saben hacer bien es manchar el deporte. Hechos lamentables y vergonzosos como los de este partido, no nos sorprenden más, ya que no es la primera vez que ocurren y, ojalá me equivoque, tampoco será la última. Ya no es cuestión de ir a alentar al equipo del que uno es hincha, de ir a ver un espectáculo, de deleitarse los ojos con un caño, una rabona o un taquito, se trata de ir a destruir todo, propinar golpizas a los simpatizantes del otro club e invadir la cancha para la suspensión del partido, y todo sólo para que el equipo rival no pueda dar la vuelta.
¿Un club es grande por su hinchada? Pero, ¿En qué sentido? Porque la parcialidad de Nueva Chicago es notable en cuanto a cantidad en cualquier estadio e instancia, y sin embargo fueron los primeros en entrar al campo de juego y comenzar con los incidentes. ¿Ese es el objetivo? ¿Tener más gente que cope la popular? ¿Pero cómo es la reacción cuando se encuentran con un resultado negativo? Si la verguenza de hoy es el producto de todo eso, es preferible que haya nada más que 50 personas conscientes en las tribunas, y no por eso el equipo será más grande o más chico.
¿Nos cuesta tanto aceptar una derrota? Si bien perder en este contexto implica bajar de categoría, no hay que olvidarse que el fútbol no es ni más ni menos que un deporte. Se vive con muchísimo fervor, adrenalina, emoción, sentimiento y pasión, pero no debe ser, bajo ningún punto de vista, una cuestión de vida o muerte. Mucha gente que no estaba involucrada en los disturbios, corrió peligro de ser agredida o lastimada. Un hombre fue a ver el partido de vuelta entre Nueva Chicago y Tigre, el encuentro que decidía cuál sería el cuarto equipo en ocupar la vacante que quedaba en primera, o tan sólo un cotejo de fútbol. Lamentablemente desde hoy tendrá que alentar a su Tigre desde el cielo. ¿Culpables? Ninguno. ¿Impunes? Todos ¿Soluciones? Por ahora ninguna. ¿Tendrá remedio esta enfermedad de la violencia en el fútbol? ...
Fran

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